jueves, 21 de abril de 2011

Job 7:13-21

Cuando digo: Me consolará mi lecho, mi cama atenuará mis quejas;
entonces me asustas con sueños, y me aterras con visiones.
Y así mi alma tuvo por mejor la estrangulación, y quiso la muerte más que mis huesos.
Abomino de mi vida; no he de vivir para siempre; dejame, pues, porque mis días son vanidad.
¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, y para que pongas sobre él Tu corazón,
y lo visites todas las mañanas, y todos los momentos lo pruebes?
¿Hasta cuándo no apartarás tu mirada de mí, y no me soltarás siquiera hasta que trague saliva?
Si he pecado, ¿qué puedo hacerte a ti, oh Guarda de los hombres? ¿Por qué me pones por blanco tuyo, hasta convertirme en una carga para mí mismo?
¿Y, por qué no quitas mi rebelión y perdonas mi iniquidad?
Porque ahora dormiré en el polvo, y si me buscares de mañana, ya no existiré.

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