jueves, 23 de diciembre de 2010



Deja ir lo que ya pasó..............No recuerdes
Deja ir lo que puede venir...........No imagines
Deja ir lo que sucede ahora..........No pienses
No trates de interpretar nada........No examines
No trates de hacer que algo suceda...No controles
Relájate, ahora y descansa............Descansa
TILOPA


Tilopa, (988 - 1069) fue un practicante tántrico y un mahasiddha. Desarrolló el método Mahamudra, un conjunto de prácticas espirituales que aceleran el proceso de alcanzar la iluminación.



Las diez cadenas de la existencia

1.Autoengaño
2.Duda
3.Aferrarse al simple ritual
4.Apetito sensual
5.Mala voluntad
6.Deseo de una buena vida material
7.Deseo de existencia inmaterial
8.Orgullo
9.Inquietud
10.Ignorancia

... Sufro de la primera, estoy llena de la segunda, me excedo en la cuarta, ando en la quinta, a veces pretendo la séptima, he descubierto que hay mucho de la octava, de la novena soy adicta, e ignorante soy. Y de las otras dos que no mencioné seguro tengo. 

Los cuatro estados ilimitados (Budismo)

1.Bondad afectuosa
2.Compasión
3.Alegría benévola
4.Ecuanimidad

Las diez perfecciones (Budismo)


1.Generosidad
2.Moralidad
3.Renunciación
4.Sabiduría
5.Energía
6.Paciencia
7.Verdad
8.Decisión
9.Bondad hacia todos los seres
10.Ecuanimidad



Los siete factores de iluminación (Budismo)

1.Atención
2.Estudio del Dharma
3.Energía
4.Elevación
5.Tranquilidad
6.Concentración
7.Ecuanimidad

El noble camino óctuple (Budismo)

- Visión correcta.
- Pensamiento correcto.
- Habla correcta.
- Acción correcta.
- Existencia correcta.
- Esfuerzo correcto.
- Atención correcta.
- Contemplación correcta.

Cuatro Nobles Verdades del Budismo


  • Entender el sufrimiento (El sufrimiento existe).



  • Entender su origen (El deseo es el origen del sufrimiento).



  • Entender su extinción (El cese del deseo erradica el sufrimiento).



  • Entender el camino que lleva a su extinción.



  • domingo, 12 de diciembre de 2010

    Práctica de desapego

       Desapego. La palabra me la encuentro por todas partes en frases de célebres citadas por amigos, en libros, en tarjetas buscadas azarosamente. Apenas en el taller que tuve el sábado 4 de diciembre, el guía me dijo tras una meditación: ¿cuántas muertes necesitas para desprenderte de lo que tienes que dejar ir? 
       La tarjeta dice: Practica el desapego... 
      En mis sueños mi hermano de espíritu me decía: Una puerta se cierra, pero muchas se abren. (los dos llorábamos).
      Desapego, desapego, desapego. ¿Y si me rapo? Dos días después, en el ritual de bendiciones y purificación (bautizo católico ortodoxo) le cortaron un mechón a la bebé como su primer sacrificio. Abro mi buzón electrónico y leo la invitación: Donación de trenzas para hacer pelucas para niñas que han perdido su cabello por las quimioterapias. 
       Mi cabello tardó cinco años en crecerme, mi madre dice que soy como Sanzón, sin mi cabello pierdo la fuerza de mi encanto. A los 16 años me rapé por rebeldía. ¿Lo haré ahora? No lo pensé. Que mejor que practicar el desapego con algo que me encanta de mí. 
        El viernes 10 de diciembre de 2010: Adiós cabello.
       Con el nuevo corte mi cabello llegó en algunas partes abajo de las orejas. Las señoras con las que me topaba en mi camino para regresar a casa, me decían que había quedado bella. Me miré en el espejo, a mi vanidad le fascinaba. Al otro día lo corté más. Mi belleza debe venir de adentro, sentí. Ahora sonrío.

       Desapego. ¿Dejaré ir eso que tanto deseo y quiero, eso que tanto me gusta, eso a lo que amo? Y entonces llega a mi buzón la frase de la semana de una amiga: 

    "El amor puro no está mezclado con el apego y nace del deseo de que los demás sean felices; nunca causa problemas, sólo proporciona paz y felicidad tanto a nosotros mismos como a los demás. Para eliminar nuestro apego, no es necesario que abandonemos nuestras relaciones, sino aprender a distinguirlo del amor, e ir reduciéndolo hasta que nuestro amor sea puro"
    Gueshe Kelsang Gyatso







    jueves, 9 de diciembre de 2010

    La voz del perdón

    "Hanshan Temple"

    Este poema es muy popular en China, Japón y Corea y forma parte del programa educativo de primaria en los dos primeros países. Lo escuché por primera vez en el taller al que asistí el fin de semana. Las voces al entrar hicieron levantar mi alma en un salto a punto del vuelo. Escuché la voz del perdón, reconfortante vibraba a mi corazón. La luz resplandecía en mi guerra. El amor brillaba poderoso, sonaba fuerte como una cascada. Mis lágrimas despedían al dolor, eran una lluvia de alegría.      ... Perdón...



    月落烏啼霜滿天,
    Yuè luò wū tí shuāng mǎn tiān,
    While I watch the moon go down, a crow caws through the frost,


    江楓漁火對愁眠
    Jiāng fēng yú huǒ duì chóu mián,
    Under the shadows of maple-trees a fisherman moves with his torch,


    姑蘇城外寒山寺,
    Gūsū chéngwài Hánshān Sì,
    And I hear, from beyond Suzhou, from the temple on Cold Mountain,


    夜半鐘聲到客船。
    Yèbàn zhōngshēng dào kèchuán.
    Ringing for me, here in my boat, the midnight bell.




    martes, 7 de diciembre de 2010

    María Sabina y los niños santos

    María Sabina (1894 - 22 de noviembre de 1985)

                                                    *  Fotografía de Dante Bucio.

    <<El padre de mi abuelo, Pedro Feliciano; mi abuelo, Juan Feliciano;  mi padre, Santo Feliciano -todos ellos chamanes-, comían el teonanácatl y tuvieron grandes visiones del mundo en el que todo se sabe. Con excepción de mi padre, no conocí a ninguno de estos hombres. Incluso a mi padre lo conocí por tan breve tiempo que casi no lo recuerdo. Murió cuando yo tenía cuatro años. Pero supe lo que hizo por su padre y por el padre de su padre. El hongo formó parte de mi familia, como un padre, un protector, aun amigo. 
       Mi padre acababa de morir y éramos muy pobres. Solía ir al monte a cuidar el ganado con mi hermana. Teníamos hambre, pero sabíamos de los hongos, que eran nuestros amigos y de los que sólo podían derivar cosas buenas. Así que los buscábamos y los comíamos tal como eran, crudos, recién cogidos. 
       Aún no sabía reconocer los hongos sagrados, como "el derrumbe", "San Isidro", y "pajaritos", entre los que no eran. Los comía sin saber qué eran, sólo porque tenía mucha hambre. Pero un día no sé cuanto tiempo había pasado empecé a tener visiones. Mis manos habían arrancando de la tierra el teonanácatl y el teonanácatl se metió en mi boca y en mi alma. Las cabras pastaban en el monte y yo estaba sentada como ebria entre las hierbas. El alma se me escapó del cuerpo y fui hacia un mundo que no conocía, del cual sólo había oído hablar. Era un mundo parecido a este, llenó de sierras, selvas y ríos. Pero también había otras cosas ahí: casas hermosas, templos y palacios dorados. Y mi hermana, quien me acompañaba, y los hongos que me esperaban ahí, los hongos que eran niños y enanos vestidos de payasos, niños con trompetas, niños que cantaban y bailaban, niños tiernos como la carne de las flores. Los hongos hablaron y yo hablé con ellos. Exclame: ¿Qué vamos a hacer?, somos tan pobres. ¿Cómo vamos a vivir? ¿Qué será de nosotros? Los teonanácatl respondieron con palabras de esperanza y paz; dijeron que nos protegerían, que los visitáramos cuando nos hiciera falta algo y nos lo darían. Cuando regresé de ese viaje, mi hermana también volvió; había visto las mismas cosas y escuchado las misma palabras. De ahí en adelante quise conocer mejor a esos amigos nuevos y saber diferenciar los hongos sagrados de los que no lo eran. Hice que mi abuela me explicara muchas cosas; las conocía porque las aprendió de su marido y a mi padre. Mi abuela me contó todo con mucho gusto, porque comprrendió que yo estaba destinada a ser sacerdotisa del teonanáctl. 

    Tenía ocho años de edad cuando un hermano de mi madre se enfermó. Estaba muy enfermo y los chamanes de la sierra, que trataron de curarlo con hierbas, ya no podían hacer hacer nada por él. Entonces recordé lo que me había dicho Teonanácatl que lo fuera a buscar cuando necesitara ayuda. Salí a recoger los hongos sagrados y los llevé a la choza de mi tío. Los comí deltante de mi tío que estaba moribundo. Los teonanácatl me condujeron a su mundo de inmediato y les pregunté que tenía mi tío y que podía yo hacer para salvarlo. Me dijeron que un espíritu malo había penetrado en la sangre de mi tío; para curarlo debíamos darle una hierbas, no las de los curanderos sino otras. Pregunté dónde se encontraban esas hierbas y me llevaron al monte, aun lugar en el que crecían árboles altos y donde fluían las aguas del arroyo' era el mismo lugar que había visto en mi viaje, las misma hierbas. Las arranqué y llevé a casa, donde las herví con agua y se las di a mi tío. A los poco días el hermano de mi madre quedó curado.>>


    * Fragmento tomado de "Las voces del chamán, una colección de narraciones visionarias" de Joan Halifax.

    Documental:







    <<Me dejo llevar, no pongo resistencia y caigo en un pozo profundo interminable, siento una especie de vértigo. Cuando los niños santos trabajan dentro de mi cuerpo les hablo, les pido el favor, que nos bendigan, que nos enseñen el camino, la verdad, la curación, que nos den el poder de rastrear las huellas del mal para acabar con él. Les digo a los hongos: Tu sangre tomaré, tu corazón tomaré, porque mi conciencia es pura, es limpia como la tuya, porque en mí no hay brujería, no hay cólera, no hay  mentira, porque no tengo basura, no tengo polvo.>>




    <<Que soy la mujer águila dueña
    mujer nadadora dueña, soy,
    soy lo que nada en lo sagrado,
    mujer águila dueña soy,
    mujer gavilán  dueña soy,
    mujer tlacuache dueña soy,
    mujer tlacuache sagrada soy.
    ... ¿Cómo fue que brotó su raíz?
    ¿cómo fue que cayó?
    Mujer del fogón,
    mujer de piedras de fogón,
    mujer gavilán,
    mujer cazadora gavilán,
    ¿cómo fue que brotó?,
    ¿cómo fue que cayó?>>





    <<La enfermedad sale si vomitan los enfermos. Vomitan la enfermedad. Vomitan porque los hongos lo quieren. Si los enfermos no vomitan, yo vomito, vomito por ellos, de esta manera se expulsa el mal. Los hongos tienen poder porque es carne de Dios. Los que creen sanan, los que no creen no sanan.>>



    <<Los jóvenes han sido irrespetuosos, ellos toman "los niños" a cualquier hora y en cualquier lugar. No lo hacen durante la noche, ni bajo las indicaciones de los sabios y tampoco los utilizan para curarse alguna enfermedad. Para mi es difícil explicarles que las veladas no se hacen con el simple afán de sentir los efectos de "los niños" porque  pueden volverse locos. Una velada se hace con propósito único de curar las enfermedades que padece nuestra gente. Para mí no es un juego hacer veladas".>>







    Créditos:



    "Vida de María Sabina, la sabia de los hongos" autor Álvaro Estrada, obra completa:

    (La página se cambia con las flechas.)




    (Murió María Sabina, rodeada por sus hijos y los hijos de sus hijos, y por el amor de su pueblo Mazateco. Aunque al final vivía sola, porque sus hijos, los últimos años, estaban dedicados a sus propias familias. Y al fin que eso era lo que ella quería, porque en verdad ni le importaba en el fondo ser tan nombrada por entregar remedio para enfermedades de los siglos que vendrán, sólo le importaba haber sacado adelante a su familia en éste. Que de ella solita brotaron muchas otras familias, que, entre tanto, habían también plantádose. Debió morir en paz resignada. Se dice que partió según es costumbre: le torcieron el pescuezo a un gallo que debía morir junto a su cadáver. Y vino el velorio, donde los familiares colocaron jarritos de agua junto a su cabeza sin vida. Es el agua que debía acompañarla en su viaje al más allá. Dentro de su ataúd pusieron siete semillas de calabaza, quintoniles y fruta en abundancia, todo junto en una bolsa de trapo: para que no la molestara el hambre en su viaje devolviéndose a la distancia. Las mujeres que asistieron al velorio hicieron tezmole con la carne del gallo sacrificado: el tezmole sólo lo comieron el rezandero y las personas que cavaron su fosa en el Cerro de la Adoración. Las otras madres de la Hermandad encendieron velas sagradas en su honor, la vistieron con un huipil limpio y su mejor rebozo. Entre sus manos colocaron una cruz tejida de palma bendita. Y, tal como se esperaba, el canto del gallo se escuchó cuatro días después que fue enterrada. Y todos supieron, entonces, que el espíritu del gallo acompañaría al espíritu de María Sabina, que entonces despertó y se fue para siempre al Ampadad, el lugar de sus mayores, allá donde las flores. - Este texto entre paréntesis es de Waldemar Verdugo Fuentes, publicado en papel en VOGUE entre 1981-1988-)






    viernes, 3 de diciembre de 2010

    La Leyenda del Amor Eterno


    Leyenda indígena. Autor desconocido.


       Un día el hijo de un bravo guerrero se enamoró de una joven muy bella y ambos decidieron casarse tras lograr el permiso de sus padres.

       Como se amaban tanto y sabiendo de los peligros de la convivencia, decidieron visitar al brujo de la tribu para que les preparase un conjuro que hiciese su amor y su alianza realmente eternas.

        El brujo le dijo al guerrero:
       Ve a las Montañas del Norte y sube a la más alta que encuentres y cuando estés en su cima busca el halcón más vigoroso, el más fuerte y más valiente de todos. Debes  cazarlo y traerlo vivo aquí.

       Luego dirigiéndose a la hermosa muchacha le dijo:
       Tú ve a las Montañas del Sur y busca en la cordillera el águila más cazadora, la que vuele más alto y de mirada más profunda. Tú solita debes cazarla y traerla viva aquí.

       Tras varios días de andar por las montañas, el guerrero y la muchacha consiguieron sus objetivos y volvieron muy satisfechos con las hermosas aves junto al brujo.

    -¿Qué debemos hacer con ellas? –le preguntaron
    - Son hermosas y fuertes estas aves, ¿Verdad? –les preguntó el brujo.
    - Sí, respondieron ellos. Son las mejores que hay y nos costó mucho capturarlas.
    - ¿Las vieron volar muy alto y muy veloces? –les preguntó el brujo de nuevo.
    - Sí . Volaban más alto y más rápido que ninguna –respondieron los dos.
    - Muy bien. Ahora quiero que las aten la una a la otra por las patas.

       Los dos jóvenes así lo hicieron y siguiendo las instrucciones del brujo después las soltaron. Las pobres aves intentaron echar a volar pero como estaban atadas la una a la otra se estorbaban y no pudieron hacerlo. Lo único que conseguían eran tropezarse la una con la otra y haciéndose daño se revolcaban por el suelo.

    - ¿Ven lo que les sucede a estas aves? –les dijo brujo-  Atadas la una a la otra ninguna es capaz de volar mientras que solas lo hacían muy alto. Este es el conjuro que les doy para que su amor sea eterno:

    “Que su alianza no sea atadura para ninguno, sino fuerza y aliento para crecer y mejorar como personas”.
    “Que su amor no les cree dependencias sino que manifieste el cariño y la solidaridad de quienes comparten el mismo pan”.
    “Respétense como personas y dejen que cada uno pueda volar libremente para ir aprendiendo a volar juntos por el ancho cielo”.
    “Si actúan así su amor podrá ser realmente eterno porque nunca serán una limitación sino un estímulo para que cada uno pueda crecer”.
     "El único amor que nunca muere, el único amor que supera incluso a la muerte es ese pacto sagrado de las almas por el que ambas se ayudan en su evolución, por la que ambas se respetan para que puedan ser libres y a la vez solidarias entre sí. Que su amor les de fuerzas para volar muy alto como las águilas en el cielo, para volar juntos trazando círculos en el cielo y también para saber volar en solitario sin apegos y sin miedos.   Sólo así su amor podrá ser realmente eterno porque no solo será alimento y gozo para el cuerpo sino fueza para su espíritu".

    jueves, 2 de diciembre de 2010

    El Bosque en octubre

       Necesitaba el bosque. Necesitábamos el bosque. Dejamos nuestras cosas en la cabaña, el paisaje prometía reconfortarnos después de una carretera con escenario de puestos de  tantas formas y colores del pvc, de productos no fabricados en mi país y de vez en cuando aparcaderos de autos chatarra. El pavimento devoraba el paisaje, hasta que llegamos a la reserva.
       Hicimos un poco de yoga en la terraza de la cabaña, y  en seguida caminamos por el sendero de la izquierda. Basura, pet, bolsas metalizadas, platos de unicel, latas de refrescos, sobre la hierba, sobre las piedras que trataban de protegerse con su musgo. El camino era áspero, daba la sensación de que el lugar se quejaba, pero parecía más amable a manera de que ibamos subiendo la montaña. Era un bosque herido, enojado, dañado como las dos personas que avanzamos a la cima. Entre las hiervas se sentía y escuchaba el sonido de un animal que se desplazaba sigilozo. Tomamos fotos. Luego gritamos. Grité, aunque la voz que quería salir con fuerza era mucho más grande que mi posibilidad vocal, pero aún así el cuerpo vibraba. Gritamos para sacar lo que nos incomodaba. Sentí mi resistencia a respirar nuevo aire y cuando me lo permitía, me aliviaba, me llenaba de vida. Descendimos. Comimos en el hotel y al terminar caminamos hacia el sendero de la derecha. Detrás de los árboles se veía hacia abajo una planicie árida y al fondo otras hileras de árboles, "La entrada al bosque".   Caminamos en la planicie, de vez en cuando uno sacaba una frase, un comentario, pero íbamos como sobre un purgatorio, dos hombres caminando casi eternamente, solos, sin poder llegar al paraíso. Hasta que nos topamos con los árboles, apenas se podía subir, había una fuerza que impedía penetrar. Había magia. Un bosque encantado. Sentimos la vida ahí adentro, las vibraciones, plantas de colores hermosos, rojos, verdes, murmullos de las señoras rocas, de los señores árboles, de las flores, las hierbas.  Se presentaban, pero aún no abrían sus puertas, echamos nuestra vista atrás y miramos el paisaje árido, no regresaríamos. Pedimos permiso y poco a poco se iba abriendo un sendero.  Saludaba a las señoras rocas y a los señores árboles que me encontraba en el camino. Cuando nos llenábamos de cosas mundanas, de nuestros problemas de la ciudad, de nuestro egoísmo y dolor, una rama, un árbol, una piedra difícil de escalar nos cerraba el paso. Teníamos que volver a pedir permiso, relajarnos, presentarnos tal cual éramos y el sendero seguía abriéndose.  Ascendimos y descendimos ligeramente a un terreno más plano, con un campo que a cada paso estaba cubierto de más flores, de lavandas olorosas y otras plantas de olores deliciosos pero de las cuales desconozco el nombre.  No queríamos lastimarlas con nuestras pisadas, y aunque no había manera de seguir, parecía que regresar era más difícil. Ya no había camino. Me comencé a angustiar, sentía que las mataba con mis pasos. Traté de relajarme, un pequeño camino se abrió. Al llegar... a la izquierda un campo de maíz, pero al fondo un hermoso paraíso. Un árbol que había caído hacia tiempo parecía nuestra banca, nuestra hamaca. No sentí que el árbol estuviera muerto, aún había vida en él, aunque sus raíces no se nutrían de la tierra, él sabía que era muy importante que estuviera así, era un anciano que partía y sostenía al que llegaba.  Nos sentamos, éramos bienvenidos a ese bosque, tan diferente al primero que visitamos.  Silenciosos, atónitos mi compañero y yo. De vez en cuando salían exclamaciones de admiración. Los árboles hablaron, el viento también. Sus vibraciones nos envolvían. Y cuando nuestra mente nos quería llevar a los recuerdos dolorosos, el viento convocaba a los árboles y en una oleada nos limpiaban. Eso sucedió cada vez, en que por lo menos yo me llenaba de ego, de dolor, de enojo, cuando nuestros corazones lloraban. Ellos me sanaban. Me hacían vibrar. A mi acompañante le habían avisado que los árboles lo aconsejaría y así fue, el que era un escéptico, se llenó de paz y el mensaje le llegó claro. Regresamos antes de que oscureciera por otro camino mucho más sencillo. 
       En la noche prendimos la chimenea. Y dos energías pesadas llegaron a la luz. Incienso, agua de rosas, y el lugar se limpió. 
       Al otro día desayunamos y anduvimos por el camino que encontramos de regreso, accedimos al paraíso más rápido. Caminé y saludé a 4 árboles que había visto el día anterior, los abracé y me abrazaron. Mi acompañante eligió primero un lugar en el inicio de lo que parecía otro bosque. Y en el lugar seleccionado había dos lugares naturales para él y para mí. Hicimos yoga, meditamos. Descansamos cada quien por su cuenta.  Luego yo seleccioné quedarnos entre mis nuevos amigos, esos 4 árboles sabios, enormes, de troncos anchos. Su energía no se sentía tan vieja, pero tampoco joven, eran La Sabiduría. Seguimos con la meditación. Luego mi acompañante decidió alejarse. Ese era mi lugar y no el de él, lo sentía. Caminó se recargó en uno de los árboles en los que había estado un día antes. Abracé a mis árboles y me sentí protegida. 
        El viento y los árboles volvían a hablarnos, nos limpiaban cada vez que lo requeríamos. 
       A diferencia de mi querido compañero de viaje, yo no recibía 'un mensaje' como él, yo había llegado para limpiarme, para reconocer lo que sabía, para platicar con ellos, para sentir sus vibraciones, para sanarme y prepararme para lo que sigue, para 'los mensajes que vendrán'.
        Avanzamos al bosque continuo, había un sendero, otro tipo de árboles, parecía que había 4 tipos de bosques diferentes en el lugar o 4 maneras de mostrarse el mismo bosque en lo que conocimos. Saludaba y pedía permiso. En la cima había una cabaña de piedra, pequeña llena de troncos de madera bien cortados, un árbol de nisperos que me recordó mis años de primaria y secundaria, porque todos los recreos me sentaba bajo un níspero y a la memoria llegó  la amiga con la que me sentaba. También había pequeños sembradíos. Con cuidado, más temiendo al hombre que al bosque, observamos. Descendimos por otro camino.  
       Al regresar a la planicie, vimos a lo lejos un anciano de semblante dulce que descansaba de su tarea de cargar  bastantes kilos de varas, le ofrecí agua, pero agregar algo a su carga no era un alivio. Le pregunté a mi acompañante si ayudábamos al señor, quien se había quejado del dolor de una pierna y que en el hospital no lo sanaban, pero mi compañero pensó en una ayuda monetaria y yo en ayudarle con su carga. Sin embargo una voz me dijo "cada quien con su carga". El señor agradeció el billete, pero yo me seguía diciendo que a veces es maravilloso que un ángel, una persona o un 'algo' nos ayude con nuestras cargas. Regresamos, prendimos la chimenea, cenamos, al otro día practicamos yoga y regresamos a la ciudad.




    SERIE PARA RELAJAR LA TENSIÓN DEL GUERRERO

    Basada en las enseñanzas  de Yogui Bhajany, tomada del libro "Manual de Kriyas para Instructores de Kundalini Yoga", Fundación Cultural Kundalini.

    "Llega a ser un guerrero de gran valentía. Haz cada ejercicio de esta serie regularmente y con todo tu corazón, moviendo con gran tensión y poder como en la práctica de artes marciales. Este esfuerzo te fortalecerá el corazón y soltará las tensiones profundas. Esta serie está diseñada para "darte la oponunidad de relajarte y ser tú". Construirá dentro de ti una personalidad victoriosa con "Valentía en ti mismo, no importa que!"


    1) Siéntate en postura fácil.












    Coloca la palma derecha sobre el piso a 10 cm. de distancia del cuerpo. Extiende el brazo izquierdo hacia el lado, paralelo al piso y dobla el codo para que la palma vea hacia la cabeza. Primero pega en el piso firmemente con la palma derecha ocho veces cantando "Jar" con cada golpe. Luego comienza poderosamente con movimientos cortantes a acercar la palma izquierda a la cara como si fuera a cachetear la mejilla, pero parando a una distancia de 3 cm. antes de hacer contacto. Mueve la palma izquierda hacia adentro y hacia afuera ocho veces cantando "Jari" con cada movimiento. Continúa alternando las dos manos por 3 minutos. 

    La postura del brazo izquierdo se mantiene firme y el movimiento de la mano debe ser tan poderoso que si la palma hiciera contacto la mejilla seria lastimada. Este movimiento afecta los puntos meridianos del brazo izquierdo, que constituyen los músculos del corazón. 
    2) Aún en postura fácil, repite la secuencia del ejercicio anterior pero ahora con ambas manos simultáneamente. Primero pega en el suelo con ambas manos ocho veces cantando "Jar" con cada golpe, entonces con ambas manos mueve las palmas hacia la mejilla ocho veces cantando 'Jari" con cada movimiento. Continúa por 5 minutos. 



















    3) Aún en postura fácil, cierra lo puños y extiende los brazos hacia atrás y 45 grados ahajo de la paralela. Mantén mucha tensión en los brazos y trae el puño izquierdo hacia el pecho, sin hacer contacto. Luego extiende el brazo a su postura original y rápidamente repite el movimiento con el brazo derecho. Continúa alternando rapidameme, aproximadamente un brazo por segundo por 4 minutos.



    4) Acuéstate sobre la espalda.  Cierra los puños estira los brazos hacia el techo poderosamente como si estuvieras golpeando el techo. Luego dóblalos, abriendo los puños y toca ligeramente el esternón con con las puntas de los dedos. Muévete poderosamente alternando entre golpear arriba y tocar el esternón con las puntas de los dedos por 4 minutos.



    5) Aún sobre la espalda levanta los talones del piso y repite el ejercicio 4, golpeando al cielo y tocando el esternón. Continúa sin bajar los pies por 4 minutos. 

    Este ejercicio fortalece la mente intuitiva.


    6) Relajate sobre la espalda y escucha una música hermosa, inspirante y que te lleve a un estado profundo de relajación. Completamente relajate y duérmete (Variación Musical: "Dhan Dhan Ram Das Guro" por Sanguit Kaur). 

    miércoles, 1 de diciembre de 2010

    Chamán habla sobre el calendario Maya

    Alejandro Perez Oxlac, una de las autoridades del Consejo Nacional de Ancianos Mayas y presidente Continental de Ancianos Indígenas de América, habla sobre el calendario Maya.

    lunes, 22 de noviembre de 2010

    Tibetan buddhist internet radio




    MEDITAR









    Más sobre la meditación: "El Ser superior" Deepak Chopra.

    La muerte de Conchita

       Había ido a visitar a mi abuela materna, había mucha luz que bajaba del cielo, nubes que parecían pantallas de un gran foco. La calle vacía, pero se sentía la presencia de la gente, algunos adornos como de una fiesta importante. En la entrada de la casa de mi abuela estaba Jesucristo con su túnica blanca, mucha luz a su alrededor, y me decía:

    - Va a elevarse al Cielo.

       Miraba a un lado y un rayo amplio, muy bien delineado, a un costado de él y de mí, subía mi mirada y veía a mi amada abuela elevarse en esa línea de luz.

       Después toda la familia, primos, tíos, nietos navegábamos en un barco bajo una lluvia que parecía ligera pero tupida, un cielo nublado pero luminoso y sobre un mar bastante movido. Algunos se cubrían con impermeables. Todos tristes, no veíamos cual era el destino del barco, simplemente navegábamos. Desperté.


       Meses, muy poco meses después mi abuelita murió en su casa. Sentí por primera vez el frío y la rigidez de los muertos en ese cuerpo que abandonó. Por primera vez me despedí de alguien a quien amaba.
    Su partida dolió bastante. En su entierro su familia, sus amigos, el de la tintorería, el del pan, el de la tienda, los vecinos, decenas y decenas de personas que sentimos admiración por ella.

    domingo, 21 de noviembre de 2010

      




    "No somos seres humanos que tenemos una experiencia 
    espiritual, somos seres espirituales que tenemos una experiencia humana." 


    Teilhard de Chardin



    Mensajes. Señales más claras, que se repiten, que subrayan mi camino.

    sábado, 20 de noviembre de 2010

       Soñé con lobos. Yo era un hermoso lobo blanco grande, y formaba parte de una gran manada, estábamos en la cima de una gran montaña y la energía era maravillosa. Cada lobo tenía un función. La mía era la de encontrar la orientación, el lugar hacía donde debíamos de ir, el camino por donde teníamos que hacer el viaje.
       Siento a la anciana, a la vieja bruja en mí, en el cuerpo de esta mujer de 28 años. 
       Empiezo a recordar Todo, ya lo había presencia todo. El conocimiento regresa. Las raíces son fuertes. La protección a mi alrededor es poderosa. Reconozco a mis maestros. 

    jueves, 18 de noviembre de 2010

    Sueño 18/nov/2010

       Estaba en una costa, caminaba. Quizás era tarde, aunque el cielo gris ponía en duda el momento del día, los rayos del sol muy delineados y fuertes coloreaban la escena e intensificaban los colores de los objetos. La costa era muy grande y las partes de arena convivían con el cemento. Camastros, pequeños negocios, mucha gente. El mar andaba algo picado y su color rozaba el color rojo, aún así bastante gente practicaba deportes acuáticos, y algunos yates y embarcaciones llegaban al muelle. Estaba acompañada, no lo recuerdo bien, o venía de estar con alguien. De pronto un aviso de la muchedumbre me hizo mirar, al centro del horizonte precipitándose hacia nosotros un tornado que iba devorando lo que tocaba, luego otro, en total tres que se unieron en uno inmenso; sin embargo, daba la impresión de que nacerían más. Regresé por el camino por el que acaba de andar, corrí para avisar a mi familia. Pronto se levantaron de su camastros, atravesamos una ciudad, no se si a coche o a pie, pero íbamos rápido. Un hombre arriba de un cerro, veía emocionado a lo lejos lo que estaba detrás de nosotros, me detuve a preguntarle y me dijo que el tornado se estaba acercando. Logramos entrar a una casa, que se suponía era mía. La noche llegaba y estábamos exhaustos, platicaba con mi madre en la cocina, preocupadas exhalábamos súplicas o ruegos para que todo estuviera bien; luego ella salió y yo miré a la puerta que daba a un jardín, que parecía comunicar con un bosque, un hombre moreno estaba fuera, complexión media, estatura media, vestimenta de maya o traje prehispánico con penacho pequeño. Llamaba mi atención y salía, en el instante de poner un pie fuera de la casa, el cielo plagado de estrellas me hacía mirarlo. 
    -Aquí sí se pueden mirar las estrellas, están hermosas.- dije al hombre.    
    Caminé un poco más y luego una neblina  cubría a los astros. 
    - se pierden. - Tallé mis ojos.
    - Será  el efecto de las drogas que no te permite ver con claridad. ¿Vamos a meditar o vas a seguir perdiendo el tiempo en cosas sin importancia? 
    Lo escuchaba mientras seguía mirando el cielo, me di cuenta que no era neblina, sino que mis ojos eran los que se negaban a ver, algo los empañaba. Aceptaba meditar y el hombre me decía: - Ve por tu hermano, él es un hombre del mundo. Entré a la casa y trataba de reconocer el lugar que era mío. Encontraba a mi hermano mayor y a mis padres, todos estaban cansados y tristes, yo comentaba algo sobre lo que hacían y luego le pedía a mi hermano que me acompañara. Desperté.