lunes, 15 de noviembre de 2010

Salmo 51






Salmo 51 Miserere mei, Deus

1 Ten misericordia de mí, oh Dios,
conforme a tu bondad;
conforme a tu inmensa compasión borra mis rebeliones.

2 Lávame más y más de mi maldad,
y límpiame de mi pecado;

3 Porque reconozco mis rebeliones,
y mi pecado está siempre delante de mí.

4 Contra ti, contra ti sólo he pecado,
y he hecho lo malo delante de tus ojos.

5 Por tanto eres reconocido justo en tu sentencia,
y tenido por puro en tu juicio.

6 He aquí, he sido malo desde mi nacimiento,
pecador desde el vientre de mi madre;

7 Porque he aquí, amas la verdad más que la astucia o
el saber oculto;
por tanto, enséñame sabiduría.

8 Límpiame de mi pecado, y seré puro;
lávame, y seré más blanco que la nieve.

9 Hazme oír canciones de gozo y alegría,
y se regocijará el cuerpo que has abatido.

10 Esconde tu rostro de mis pecados,
y borra todas mis maldades.

11 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
y renueva un espíritu firme dentro de mí.

12 No me eches de tu presencia,
y no quites de mí tu santo Espíritu.

13 Dame otra vez el gozo de tu salvación;
y que tu noble Espíritu me sustente.

14 Enseñaré a los rebeldes tus caminos,
y los pecadores se convertirán a ti.

15 Líbrame de la muerte, oh Dios,
y cantará mi lengua tu justicia,
oh Dios mi Salvador.

16 Soberano mío, abre mis labios,
y mi boca proclamará tu alabanza;

17 Porque no quieres tú sacrificio, que yo daría;
no te complaces en holocausto.

18 El sacrificio que más te agrada es el espíritu quebrantado;
al corazón contrito y humillado no despreciarás tú,
oh Dios.

19 Haz bien con tu benevolencia a Sión;
reconstruye los muros de Jerusalén.

20 Entonces aceptarás los sacrificios requeridos,
holocausto y oblación;
entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.