jueves, 6 de enero de 2011

Śīla y mi intento fallido


   Śīla del sánscrito o sīla del pāli se traduce como moralidad, honestidad o conducta apropiada. Es  el segundo Pāramitā (perfección). Es la pureza moral de pensamiento, palabra y acto. Las cuatro condiciones de śīla son castidad, calma, silencio y apaciguamiento.  Mantenerse insusceptible de alguna perturbación producida por las pasiones.
   Sīla se refiere a todos los principios del comportamiento ético. El  sila se vive en una  'moralidad básica' con Cinco Preceptos, en la 'moralidad básica con ascetismo' con  Ocho Preceptos, en la 'moralidad de novicio'  con Diez Preceptos y en la 'moralidad monacal' (Vinaya or Patimokkha). La comunidad laica generalmente asume vivir bajo los cinco preceptos, que son comunes a todas las escuelas budistas. 


Encontré este listado de 8 preceptos:
  1. Abstenerse de tomar vidas
  2. Abstenerse de tomar lo que no es dado (robar)
  3. Abstenerse de conducta sexual incorrecta
  4. Abstenerse de mentir
  5. Abstenerse de tomar intoxicantes que llevan a la pérdida de plena conciencia.
  6. Abstenerse de comer en horas incorrectas (comer sólo desde el amanecer hasta el mediodía)
  7. Abstenerse de bailar, usar joyas, ir a espectáculos, etc.
  8. Abstenerse de utilizar lugares lujosos

Y aquí están los 10 puntos que encontré primero y que intenté seguir:

1. No matar o dañar a ningún ser vivo. 
2. No robar o tomar aquello que no nos corresponde. 
3. No practicar una sexualidad irresponsable, lo que en el caso de los monjes y monjas implica el celibato. 
4. No mentir o hablar inapropiadamente. 
5. No consumir alcohol o drogas que puedan disminuir la claridad de la conciencia. 
6. Una comida ligera al día, antes del mediodía. 
7. Evitar los entretenimientos frívolos. 
8. Evitar la coquetería. 
9. El uso de un lecho y asiento sencillos. 
10. Evitar el manejo de dinero. 

   Ciertamente no existe nada más deseado que lo prohibido, lo restringido, lo que está fuera de nuestro alcance. Pensé que sería una paramita fácil, porque soy vegetariana desde hace 11 años (exceptuando por dos periodos largos en los que comí pescado), porque pasan semanas sin que yo toque una moneda, y meses sin que la frivolidad del televisor me alcancé, ni siquiera se usar su control; algunos preceptos ya están en mi forma de vida  y de los otros me resultaba muy sencillo abandonarlos durante una semana. ¿Cuándo claudiqué en mi intento? Al cuarto día, pero ya el miércoles por la noche me movía inquieta en mi cama, diciendo en voz alta que iría a injerir todas las cosas deliciosas que encontrara en la cocina, a manosear el cajón de los chocolates, y a mí ni me gusta tanto el chocolate; decía también que cogería hasta hartarme y que al otro día vería muchísimas películas, aunque eso resultará frívolo y que escucharía música frívola y que vería páginas de internet frívolas y haría toda frivolidad posible; sería tan coqueta como siempre; iría por una malteada de un litro y estaría el tiempo que se me diera la gana en el sillón más cómodo de la casa. Imaginaría y llenaría mi cabeza de cuanta historia deseara. Esto último, viene a colación porque a la semana decidí agregarle 'el no desear absolutamente nada', ni lo más mínimo, 'el no imaginar' nada a menos de que me sentara a escribir, 'callar mi cabezota'; además de ser muy generosa con mi tiempo con los demás. Los que me conocen bien saben que adoro la soledad, y que bien sería muy feliz siendo una ermitaña.  Y aún sin terminar la semana esos tres días de sacrificio me enseñaron. 



1.  No como animales, ni compro nada hecho con sus pieles o partes de su cuerpo (esto último desde pocos años), aunque si uso lo que me regalaron o adquirí en el pasado.  ¿Por qué eres vegetariana? Es la pregunta que se repite en la mesa, con los nuevos amigos, con los desconocidos con los que comparto los alimentos, o con los ya muy conocidos pero que no entienden mi decisión. Mis amigos veganos, vegetarianos, y en los libros y páginas que abordan este tema, hacen listas de razones muy importantes de el por qué se debe dejar de consumir carne, que van desde la ecología, la salud, la crueldad, los derechos de los animales, el derecho a la vida, etcétera. Mi razón, la que me motivo desde el principio: Porque no me siento con el derecho de comérmelos, creo que el valor de la vida de un animal no está por debajo del valor de la vida de un ser humano. No soy activista, pero he sido ejemplo para algunos que también cambiaron su dieta a una dieta vegetariana y algunos hasta me han saltado convirtiéndose en veganos. Y aún así no soy tan inocente en eso del respeto a la vida, porque cocino animales, por un acuerdo que hice, para dos personas que dependen de mí, también porque de vez en cuando por un impulso irresponsable, suelo matar a alguna tijerilla, una araña patona, y porque por floja a veces no separo rigurosamente la basura y  uso coche afectando la vida del planeta. 
Siento respeto por los árboles, mis señores árboles y por las señoras rocas  (para mi ellas son seres vivos con vibraciones). Entonces, ¿por qué comer plantas, por qué comer vegetales si están vivos? Simple, la vida debe comer vida, alimentarse de la vida. Nada con ojos, nada con cerebro, nada con sangre y con sangre me refiero a la sangre y no a la savia de las plantas. Aunque si se debe tener favoritismo por los frutos y verduras que maduran por si solas. 


2.  - Esta pluma con la que escribo, ¿es mía?
     - Sí, es tuya.

Jeje. Palomita.

3. ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaah! lo cumplí, lo cumplí. Esta mujer lujuriosa lo cumplió por tres días. Con mucho trabajo. No hubo ni una sola fantasía en mi cabecita, ninguna palabra, pensamiento, invitación, cuento, narración, roce, mirada con contenido sexual. 

4. Increíblemente no hablé inapropiadamente. Mentira, una piadosa. Lo que significa un tache.

5. Palomita.

6. Pues eso de no comer nada después del medio día me enteré después de empezar. Este precepto fue lo más difícil. Gracias a mi metabolismo nunca he hecho una dieta en mi vida, es más necesito comer todo el día para estar bien y contenta, y claro para tener volumen. Estoy acostumbrada a alimentarme de antojos, si mi cuerpo necesita de una bolsa gigante de fritangas y una rica malteada y para terminar un pastelito lo consumo, no narraré todas las asquerosidades que soy capaz de comer, mas creo que 'si el cuerpo lo pide el cuerpo lo necesita'. El primer día cociné un arroz con almendras y nueces, empecé muy motivada, hasta que al anochecer me doblaba de hambre, al otro día después de leer que los monjes también injieren un poco de avena en las mañanas, comí un poco de melón, y luego en la tarde preparé una arroz con arándanos, y en la tarde me doblaba de hambre, pero mucho más del antojo, tercer día vivía en la intermitencia de la serenidad de aceptar una sola comida frugal y el antojo, en la noche enloquecí como ya narré. No me descompensé que es bueno, pero creo que bajé como cuatro kilos, lo que en vez de hacerme un bien, reactivo a la mente vanidosa y me daba cierto gusto que los jeans talla dos me quedaban algo grandes. ¿Por qué? supongo que mi inconsciente guarda un epizodio de la pubertad donde mi imagen estaba desfigurada en mi imaginación, según yo no me preocupo por ese tipo de esteriotipos, por lo menos no conscientemente, ni me agobian, pero me sorprendí con ese pensamiento en la regadera. 

7. - ¿Quieres ver una película?
    - ¿Es frívolo?
    - Sí. 
    - No quiero.
    - ¿Quieres ver The big bang theory?
    - ¿Es frívolo?
    - No- (risas)
    - Voy a leer y a trabajar.


Palomita.


8.- Me sorprendí más de una docena de veces con una actitud coqueta, descubrí que me comunico coqueteándole hasta al perro, creo. En todo lo que pido, doy o menciono viene implícita una coquetería mía. Detener el impulso me hizo sonreír varias veces, pero luego me molestaba descubrirme con la intención de coqueteo.


9.- Al principio me sentaba un segundo en los sillones y al siguiente me ponía de pie, luego sólo me aproximaba como un movimiento aprendido y  terminaba sentada en el suelo. El último día, estaba muy cansada de mis labores y me sentía fastidiada de no poder descansar en un lugar cómodo. La primera noche intenté dormir en el suelo, pero al final terminé en la cama, no por extrañar la comodidad, no sé bien porque, ya que he dormido sobre el suelo en varias ocasiones. 




10.-  Lo que nunca, el super, pagos, etc.




Aún así aprendí. Aprendí como se produce la mayor parte del ruido que traigo en esta cabecita loca, aprendí como callarlo, aprendí que debo trabajar con mi voluntad, más con el desapego, que necesito disciplina, y que necesito acomodar la sencillez en más días de mi vida. Aprendí que beber té (que ya era una placer enorme) es toda una bendición, así como tener alimentos para comer y poder degustarlos. Aprecié más las cosas sencillas, y yo pensaba que ya lo hacía, valoré y agradecí más y sé que aún debo valorar más y agradecer más. Fui más consciente de apreciar 'el ahora' y eso es un tesoro. Me di cuenta que soy una tonta y que aún tengo mucho que aprender. 




Esa semana casi no medité, quizás con la meditación hubiera conseguido más equilibrio, pero con el cambio de la rutina y las actividades como excusa no lo hice.




Volveré a intentar, sin fallar, ¿cuándo? no sé bien. Trataré de empezar en orden con la lista de perfecciones. Pronto, supongo.